El poema de amor está...
Es tinto. Sangre de sobremesa.
Brindemos pues,
a tu salud y mi olvido.
Que es un desatino
habernos conocido,
una copa más,
y otra copa,
mi destino;
Ganadora de derrotas,
por el amor extinto.
Un poema... O un cuento... O, quizás, una anécdota... Sí, definitivamente la palabra es un gran don... y, sin lugar a dudas, el mejor arma... ¡Pasen y lean, están en su casa!
jueves, 19 de abril de 2012
martes, 10 de abril de 2012
Músico a horas indecentes...
Percusionista de tu cuerpo templado,
soy músico a horas indecentes,
en las que, en el aire acallado,
suena un beso de repente.
No sé cantar, ni lo he intentado,
pero al murmurarte lentamente
tu nombre canto, de tus labios
brota risa transparente;
de mi pecho un do enajenado.
-Soy músico a horas indecentes-
soy músico a horas indecentes,
en las que, en el aire acallado,
suena un beso de repente.
No sé cantar, ni lo he intentado,
pero al murmurarte lentamente
tu nombre canto, de tus labios
brota risa transparente;
de mi pecho un do enajenado.
-Soy músico a horas indecentes-
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