En la oscuridad veo tus ojos,
son profundos como un pozo,
tengo sed del agua de tus ojos,
si me miras, beberé.
Noche de agosto;
el aire está caliente y mi cama arde,
no por tu ausencia, es tu recuerdo
el que deja la mano al antojo
de mi cuerpo, en busca de tu rastro.
Debería oler a naftalina
-asi huelen las cosas antiguas,
los jerseys de mi madre-
pero el aire huele a sudor,
a locura nocturna en agosto
y aunque sobran sábanas,
faltan recuerdos y caricias,
y un nombre con que llamarte
y un cuerpo para amarte,
y tu lengua como órgano,
que es así como mejor nos entendemos.
Noche de agosto;
un soplo de ti,
aviva mi sueño,
el cielo está en llamas.
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