Traga saliva, pero tiene una bola en la garganta. Le recuerda al nudo de corbata que le hacía su madre, de niño, para ir a misa los domingos. Aprieta pero no estrangula, asfixia pero no mata; duele. Duele como duelen las cosas que se presentan así, de golpe, irrumpiendo la vida de uno y ya. Ya nada es lo mismo.Ya no es la vida de uno, sino de esa cosa extraña. Llenándolo todo, acabando con uno. Recuerda con rabia las idas y venidas a consultas de médicos, los análisis, las esperas, la recuerda a ella... a esa dichosa palabra. Y recuerda la sonrisa de su madre, cargada de esperanzas. Traga saliva pero tiene un nudo en la garganta. Mastica su realidad, mas no la digiere. Le asaltan las lágrimas.
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