lunes, 10 de octubre de 2011

Destierro consentido

(A veces brotan las palabras, incluso cuando hay un destierro consentido,
 como a veces, brotan las hojas en vez de caerse...)


Porque el destino no es una suma matemática
y aunque andes, el camino fluye y se pierden
tus pasos por nuevos horizontes.
O nuevos récodos.

Porque no hay una varita mágica de hacer
una es constante y amontona
de lo vivido, buenos momentos,
- lo malo se hace bueno,
como el vino, en la memoria-.

Porque todavía sigo erguida en el ring,
no perderé esta batalla,
aunque me lleve alguna bofetá
en mi improvisado cuadrílatero.

Porque mi destierro consentido
tiene el regusto de las cosas amargas
y una sútil percepción del triunfo.

 

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