miércoles, 15 de febrero de 2012

Atardece y te creo...

Te creo.
Me creo monoteísta,
te pongo en un altar.
Con tu cuerpo me recreo.
Mi recreo, tus caderas,
olas que vienen y van.
Viraje en alta mar,
y yo sin equipaje.


Garabatea mi alma atea,
cuando no cree en ti,
gatea.


Sempiternas sombras
que se abren de piernas
al filo de la noche.
Serpentinas de fiesta
con un sólo invitado
y ningún gato en el tejado
que quiera maullar.


Magullada la noche que cae
de bruces a cada tarde
-justo al lado nuestra-
la cama está que arde.


Se diluye el sol en acuarelas
cuando las sábanas son lienzos
que tenemos que pintar.


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