Me robaste un recuerdo distraido
al filo de la noche,
alfiler en mi pecho adolorido,
tu presencia como broche.
Vuelan las ausencias
allá en el horizonte,
y son aves de peso
desplomadas en el verso,
donde cielo, mar y tierra
se confunden,
y se besan por si ocaso.
El sol tiene esas costumbres.
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